A finales de los 80 (del XX)
un congreso médico sobre el corazón me encargó
un folleto sobre el órgano en cuestión.
Me dijeron que querían algo distinto. Que repetir lo del
pescado azul, que entonces se decía mucho, y lo de que no
se fume ya eran mensajes muy quemados.
Me lo tomé en serio y me puse manos a la obra.
Salió lo que os muestro: un folleto de ocho páginas.
Al señor que me atendía (con su bata blanca y todo)
no le gustó nada.
El folleto no salió.
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